El que encuentra esposa halla el bien,
y alcanza la benevolencia de Yahweh.
Proverbios 18:22.
Ya sé que me estoy dirigiendo a
jóvenes, hombres y mujeres consagrados, quienes se han sacrificado estudiando y
preparándose para servir al Señor. Ya
sé que muchos de ustedes deben haberle dicho al Señor: Padre… yo quiero ser un
“eunuco” para ti; me voy olvidar de noviazgos y enamoramientos porque deseo
dedicarme solamente a ti. Ya sé que
entre ustedes es “carnal” hablar de romances, porque pertenecen a un pueblo
pentecostal, consagrado, gente que ayuna y ora para inhibir sus “apetitos
mundanos”, pero a pesar de todo eso debo contrariarles diciéndoles lo que creo:
Yo creo que en lo más profundo de
cada uno de ustedes está el deseo de encontrar a “alguien” con quien compartir
el ministerio.
Yo creo que muchos de los jóvenes
varones aquí presentes, en lo más recóndito de sus corazones acarician la idea
de predicar en una gran iglesia, después de que su linda esposa haya cantado
una hermosa alabanza que haya conmovido a todos. Yo creo que muchos de ustedes
sueñan con el ministerio pero no descartan a una mujer en medio de ella. Sueñan con el Edén siempre y cuando contenga
una Eva. Todos quiere “eso”, pero sin
descartar “aquello”.
Yo creo que las jovencitas, mucho más
adentro de su lindo maquillaje de austeridad, seriedad y consagración, tienen
un corazón que anhela decirle a alguien: You’re my Knight in shinning armor…
and I love you*.
Yo creo que a pesar de su inicial
apariencia desinteresada a ustedes les interesa y que, aunque digan: No quiero
saber nada de eso; ustedes quieren saber mucho de esto. Yo creo que ustedes realmente quieren que
alguien les quiera y creo que hay alguien que quiere quererles (la redundancia
es intencional).
Puede parecer extraño y quizás hasta
inapropiado, que esté hablando de esto en una consagración de ministros, pero a
juzgar por el silencio, presumo que he tomado la punta del ovillo; pues bien,
debo decirles que pretendo tomar el ovillo, el tejido, las agujetas y la
canasta. Pretendo abordar el paquete
completo e ir hasta lo más profundo que el Señor me permita llegar en este
tema.
¿Saben Por qué? Porque este tema le interesa a Dios. Le
interesa tanto que después de crear los cielos y la tierra, hizo un
departamento precioso, creó un hombre joven y fuerte a quien, después de
hacerle una operación de corazón abierto, le presentó a una señorita hermosa a
la cual había sacado de su propio corazón, les bendijo en santo matrimonio y
les dio como mandamiento que tengan muchos bebitos. Él está tan interesado en esto que creó el
hogar, el romance y el matrimonio antes de crear la iglesia, el estado y las
naciones. Él está interesado en su
“caballero de brillante armadura” y en su “linda esposa cantando una hermosa y
conmovedora alabanza. Él está muy
interesado en esto.
Hace más de veinte años yo pasé por
lo mismo. ¿Creen que fue coincidencia
que en el mismo tiempo en que me declaré “eunuco” y aún dejé de saludar con las
jovencitas de la congregación para mantenerme puro, conocí a María Enith mi
esposa? De igual forma, ¿Creen que fue
coincidencia que cuando María Enith se había declarado “eunuca” para Dios y
había decidido nunca enamorarse, fue el tiempo en que me conoció a mí, su
futuro esposo? Pues yo creo que la respuesta es no.
Este mensaje es para aquellos jóvenes
y señoritas que han dicho: yo me voy a consagrar solo a ti y no quiero nada más
del mundo. Este mensaje es para los que
han decidido ser eunucos por amor a su Señor.
Este mensaje es para aquellos que temen perder su gozosa comunión íntima
con el Espíritu Santo y por eso se están negando a compartir su gozo con
alguien más.
Por otra parte, debo decirles que
este mensaje ¡no es!... para los jóvenes que vinieron a la iglesia para
conseguir una novia bonita; no es para quienes lejos de ser consagrados
solamente tienen la apariencia de serlo pero poco o nada saben de la intimidad
con Dios, nunca madrugan a buscarle, no pasan tiempo a solas con su Señor
porque se aburren. Este mensaje no es
para aquellos que oran media hora y ya no saben que más decir. Este mensaje no es para ellos y supongo que
si alguien con ese perfil está en esta sala, poco comprenderá del tema.
Bien, una vez hecha esta advertencia,
y antes de empezar con mi mensaje,
solamente me queda dar respuesta a una pregunta que muy probablemente
surja en los siguientes minutos, porque alguien podría decir: ¡Alto ahí hermano
Robin! Deténgase un momentito… ¿Acaso no
ha leído que el Apóstol Pablo dijo que el soltero sirve a Dios y el casado al
mundo? O no sabía usted que si alguien
se queda soltero tiene oportunidad de desarrollar su ministerio de mejor
manera.
Bueno, la verdad es que he leído
aquello muchas más veces que ustedes y debo llamarles la atención respecto a
las siguientes consideraciones:
Primeramente, quien dice eso es un
hombre que había recibido de Dios el “don” de continencia, según sus propios
escritos (1 Corintios 7:6-9); en segundo lugar él mismo declara en los
versículos siguientes que esto es para quien tiene este “don”. Por otro lado, ¿Recuerdan ustedes una
ocasión cuando Jesús hablaba acerca del divorcio? Los fariseos y maestros de la ley le dijeron
que Moisés había dado carta de divorcio, más el Señor les replicó que Moisés
había “permitido”; ¡óiganme bien!
Moisés había “permitido” darle carta de divorcio a una mujer, pero luego
Jesús dijo: ¡al principio no fue así!, sino que Dios, de los dos hizo uno
(Mateo 19:3-8). Esta es la perspectiva
del Señor: lo que fue al principio. Esa
es la norma de Dios: como en el principio.
En el principio no había eunucos; en el tiempo de Pablo, la urgencia de
la predicación del evangelio en la iglesia naciente dio lugar a que el Señor
les concediera a algunos el “don” de continencia, pero esa era la excepción, no
la regla. En el principio no había
eunucos; Adán y Eva no lo fueron.
(*) Esta es una línea de la canción
“Lady” de Kenny Rogers, uno de los más representativos cantantes románticos
norteamericano de música Country, la cual hermano Robin cita cantando.
ENAMORÁNDOSE EN EL
EDÉN
Y dijo Yahweh Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda
idónea para él. Yahweh Dios formó, pues,
de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a
Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los
animales vivientes, ese es su nombre. Entonces Yahweh Dios hizo caer sueño
profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró
la carne en su lugar. Y de la costilla que Yahweh Dios tomó del hombre, hizo
una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis
huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue
tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer,
y serán una sola carne. Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se
avergonzaban.
Génesis 2:18-25.
Cuando los fariseos le preguntaron a
Jesús acerca de la posibilidad de repudiar a la esposa por cualquier causa, el
Señor les dijo que al principio Dios les hizo una sola carne; pero ellos
insistieron al preguntarle por qué Moisés dio carta de divorcio y entonces
Jesús les dijo que fue por la dureza de corazón, pero que al principio no fue
así. En el principio… ponga atención a
esta expresión: en el principio. Jesús,
refiriéndose al matrimonio rememoró lo que su Padre había establecido en el
principio, y lo ratificó, así que, les invito a ir allá, al principio y ver el
modelo de Yahweh para el matrimonio.
En el principio, el primer encuentro,
noviazgo y matrimonio de la humanidad, se lo realizó en el huerto de Edén, a la
luz del día, junto al árbol de la vida y en la presencia de Yahweh. Amados jóvenes: Adán y Eva no se conocieron
en un Karaoke bar, a la luz de la luna, junto al Coffe Three* y en la presencia
de los panas**.
Adán y Eva son nuestro primer modelo
del matrimonio; el huerto de Edén es nuestro primer modelo del lugar en el cual
se realiza el matrimonio. ¿Se han puesto a pensar en las similitudes que hay
entre el huerto de Edén y la Iglesia?
En ambos lugares se pasea Dios, en ambos lugares hay un árbol de la vida
y en ambos lugares hay restricciones. Si
el huerto de Edén era una figura espiritual de la Iglesia y el árbol de la vida
una representación de Jesús, podemos estar seguros que el matrimonio de Adán y Eva era el modelo que Yahweh dejó para
nuestros matrimonios.
NO TODO ERA BUENO EN EL EDÉN
En medio de un huerto perfecto,
hermoso, placentero y completo, en el cual todo era bueno y más aún, era bueno
en gran manera (Génesis 1:31), repentinamente Dios encontró algo que no
era tan bueno y no tenía que ver con su
creación sino con el hombre a quien formó: Yahweh encontró que Adán estaba
solo.
Yo quisiera que todos en esta sala
presten atención a esto: no es bueno que el hombre esté solo; todo lo demás en
el Edén era bueno, menos esto. El
hombre estaba solo y Dios vio que esto no era bueno. Cuando un joven consagrado se siente solo,
cree que es una manifestación de su carne, de su naturaleza pecaminosa y se
reprime o ataca este sentimiento. Él
dice: esto no es de Dios, porque yo debería sentirme bien, pero me siento mal
porque estoy solo. Pero, amado hermano
joven, yo quiero que sepa que no solo usted se siente mal por eso; Dios también
se siente así al respecto. Yahweh vio
mal que el hombre esté solo. Yo, como
pastor veo mal que un hombre este solo.
Muchas madres ven mal que su hijo este solo. Solamente usted, hermanito consagrado cree
que debería sentirse bien estando solo; solamente usted, en medio de su
consagración cree estar bien en soledad, se atribuye a usted mismo el don de
continencia de que habla Pablo, se aferra a las palabras del apóstol cuando
dijo que el soltero sirve a Dios y el casado al mundo (1 Corintios 7:33-34), y
concluye que tener una novia es carnal, es dividir el corazón y la lealtad a
Dios, por lo tanto se reprime y le
atribuye la desazón y melancolía manifestada en su vida, a satanás. A su tiempo hablaremos respecto a este
famoso Don de Continencia y su aplicación bíblica y contextual. Pero por el
momento… no se ofenda por esto pero… usted está equivocado; permítame unirme al
Señor y decirle con todo el énfasis del caso: no es bueno que el hombre esté
solo, no es bueno que usted esté solo; ¡no es bueno!
Dios creó el matrimonio, él lo inventó, fue su idea y no la nuestra. Yahweh nos programó para amar a alguien,
para acariciar a alguien, para compartir con alguien y para tener una descendencia
con ese alguien. En el Edén no todo era
bueno pues allí estaba un hombre solo, pero Dios iba a solucionar eso en breve.
EL HOMBRE CREADO Y EL HOMBRE FORMADO
Notemos que con el hombre creado
(Génesis 1:26-28) no hubo ningún problema, simplemente lo creó y les dio la
orden de multiplicarse, mientras que con el hombre formado (Génesis 2:7-25) si
hubo un problema; se halló que estaba solo.
¡Cuántos problemas se presentan en los hombres formados antes que en los
creados! Cuán diferentes son estos dos
tipos de hombre. Cuando un hombre
creado, común y corriente hace su hogar, es sencillo; simplemente ve a una
joven que le guste, le conquista y se casa; eso es todo. Cuando un hombre formado quiere formar su hogar no busca a una joven, sino busca a Dios,
pasa por una etapa de soledad, de esperar en Yahweh, hasta que el mismo Dios
que le formó ve su necesidad, le hace caer en un sueño profundo, luego Dios le
practica una operación de corazón abierto (espiritualmente hablando) y extrae de su mismo ser una compañera a la
que luego él mismo hombre formado identificará como: carne de su carne y huesos
de sus huesos. El hombre creado puede
equivocarse y aún si lo hiciera, no importa.
El hombre formado no se equivoca, cuando aparece su esposa, él sabe que
ella es de él, es parte de él, fue tomada y formada de él, así que no tiene
oportunidad de la clásica duda: ¿Será ella?
¿Espero a conocer a otra? ¡No! eso se lo dejamos al hombre creado.
EL TROPIEZO DE LOS CONSAGRADOS
Conocí hace varios años a un joven
ayunador, un buscador del Señor, predicador, temeroso de Dios… y tonto; era
conocido en su congregación, respetado, admirado de muchas jóvenes, prosperado
económicamente y… tonto. Él decía que
era el eunuco de Cristo y criticaba mucho a sus compañeros que tenían novia. Para él era casi un sacrilegio que alguien
de su grupo de discipulado vaya al cine o a comer hamburguesas, abrazando a su
novia; peor aún si iban en grupo varios muchachos con sus novias. Dos años después, con toda su fama
religiosa, sin haber dejado nunca su búsqueda de Dios, aún ayunando y orando
continuamente, se enamoró de una joven inconversa, con la cual se casó y
procreó dos hijos. Hoy ya no predica en
la iglesia, no tiene tiempo para ir a las reuniones porque debe trabajar duro,
no ayuna, no aconseja, ya no es conocido ni admirado; de hecho, al verle llegar
a la congregación solo, sin su esposa, cargando a su bebe y de la mano de su
primer hijo, inspira una sensación de tristeza. Este joven ha visto como muchos de sus
compañeros en la obra se han casado con jovencitas creyentes y juntos sirven al
Señor. Este joven ha visto como
algunos de sus íntimos amigos, a quienes criticaba tanto, hoy están pastoreando
al pueblo de Dios con sus esposas totalmente entregados a la obra, mientras que
él ni siquiera tiene la esperanza de ir a la congregación con su familia
completa, excepto en navidad y semana santa.
Esta es la historia de un amigo mío y puede ser la de muchos jóvenes
consagrados, pero ¡no queremos que sea la suya! ¡No queremos que sea la tuya,
hermano, ni la suya, señorita!
Oramos y estamos ahora instruyendo,
para que los consagrados dejen de tropezar en esto. ¿En qué tropezó este joven de la historia y
cuál fue su falla? Como ya lo bosquejé
antes, Él, al igual que muchos jóvenes buscadores de Dios han tomado el texto
de Pablo en referencia a que el casado sirve al mundo y el soltero a Dios y se
lo han adjudicado a sí mismos reclamando con fe el don de continencia,
olvidando que Pablo dice que unos lo tienen y otros no lo tienen; que ese don
viene de Dios (1Corintios 7:7-9). También ignoran que a lo largo de toda la
biblia el matrimonio es la bendición de Dios para el hombre, ya que antes que
la iglesia y antes que el estado, Dios creó el hogar. Ellos se olvidan que la Palabra dice que
quien halla esposa, halla el bien (Proverbios 18:22); ese verso no dice que
halla el mal, que es malo casarse y que eso le va a alejar de Dios; no, ese
verso dice que halla el bien. También
se olvidan que la biblia inicia su historia con un matrimonio (Adán y Eva),
que Jesús inició su ministerio en un
matrimonio (las bodas de Canaán) y que
la biblia termina con un matrimonio (del Cordero y su esposa). Parece también que han pasado por alto que
en el centro de la biblia se encuentra un libro completo (Cantar de los
Cantares) dedicado al amor conyugal y
que en las sagradas escrituras, la palabra familia se repite 130 veces y la
palabra casa, en referencia al hogar, se repite más 1500 veces. No hermanos, no queridos jóvenes
consagrados, el matrimonio no es un lazo, no es una maldición, no es un desliz
ni una carnalidad; Dios creó el matrimonio y Él lo defiende. Esa no fue una idea de Adán sino de Yahweh,
ese no fue un deseo del hombre sino de Dios.
El matrimonio es una bendición y el que encuentra esposa, halla el bien
(Proverbios 18:22); honroso es en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla
(Hebreos 13:4).
SI ESPERO EN DIOS, ¿TENDRÉ UNA NOVIA
LINDA?
Realmente la mayor lucha para hacer
un matrimonio a la manera de Dios no es encontrar una chica linda que se fije
en un joven no tan lindo, sino que ese joven entienda que el plan de Dios es
darle una esposa y que debe descansar en el Señor y ponerse a su disposición,
así como lo hizo Isaac con su padre Abraham.
Isaac no se preocupó, no anduvo ayunando y orando para inhibir sus
deseos de amor mientras decía que el matrimonio no era para él, pero tampoco
estaba en el otro extremo, afanado buscando una joven linda, conquistándole con
regalos e invitaciones a comer pizza en lugar de ir a la iglesia; No; ni lo
uno, ni lo otro. Él simplemente esperó
en el Neguev, junto al pozo Del Viviente Que Me Ve (Génesis 24:62-67), hasta
que el enviado de su Padre, Eliezer volvió del viaje trayéndole una linda
esposa.
A propósito de “linda esposa”, varios
jóvenes me han dicho: oiga pastor…. Y si la joven que el Señor me envía no me
gusta, ¿Que debería hacer? ¿Pedirle otra?
Ante esa pregunta, casi siempre yo me hago otra pregunta para mí mismo,
la cual les voy a compartir pero les ruego que no le digan a nadie: ¿Por qué
será que jóvenes no tan lindos, quieren novias lindas? Yo se que aquí hay
muchachos lindos…. ¿Hay aquí algún joven lindo? ¿No han venido hoy los lindos?
En fin, les agradezco por su franqueza con ustedes mismos. Muy aparte de que usted sea lindo o no, quiero
decirle que la mujer que Dios le va a dar, le fascinará, le dejará
boquiabierto, será lo mejor que pueda recibir y más de lo que se haya
imaginado. Y también usted será para
ella un hombre incomparable, excelente, ella te mirará alto, muy alto, le
admirará y le amará.
No importa si no es tan lindo como
quisiera, pues es lo suficientemente atractivo como para que ella no se
asuste y como para que su espiritualidad sobresalga a su aspecto físico y le
hermosee el rostro. Ellas, amados
hermanos, ellas no se van a enamorar de sus rostros ni de sus músculos, sino de
lo que hay adentro: de su carácter, de su caballerosidad, de su amabilidad, de
su buen humor y por supuesto de su consagración. Ellas no deberían decirles a sus amigas:
vengan conozcan a mi novio, es lindo.
Sino: vengan, les presento a mi novio, ¡es admirable, excelente en todo
lo que hace, me hace sentir una reina, es tan caballero, es… es un siervo de
Dios! Jóvenes, jovencitas: Yo ya soy
un hombre viejo y les hablo como quien tiene alguna experiencia; las caras
lindas no son suficientes, hace falta que tras ese buen aspecto esté un gran
espíritu. Una cara linda no le sirve ni
para el primer round; un espíritu lindo dura toda la vida. Si ha visto una cara linda y un espíritu
lindo: excelente. Si ha visto un rostro
no tan bonito con un espíritu hermoso; no se preocupe pues la santidad hermosea
el rostro.
DIOS NO BUSCABA UNA ACOMPAÑANTE, SINO
UNA AYUDA IDÓNEA
Creo que otra de las grandes
equivocaciones de algunos hermanos que sirven al Señor es buscar una acompañante,
alguien a quien exhibir, o en el mejor de los casos, alguien a quién
contemplar. El plan del Señor
ciertamente no es darnos una acompañante sino una ayuda idónea; La diferencia
es abismal y entenderlo es crucial.
Dios le había encomendado a Adán una función espiritual: cuidar y labrar
el huerto. Este era el ministerio de él
y para cumplirlo necesitaba una ayuda; prestemos atención a que la necesidad de
Adán no era solo compañía sino ayuda; cuando la Palabra nos habla de un hombre
solo, no se refiere a una persona sin compañía, sino a un hombre sin una
compañía que le ayude. De esto podemos
deducir que hay muchas relaciones entre siervos de Dios que no tienen un buen
final porque no han tenido un buen inicio.
Aquellos jóvenes querían acompañarse, no ayudarse. Cuando la visión de una joven es: yo
quisiera ayudarle a él; está en lo correcto.
Cuando un joven piensa: yo quisiera que ella me ayude; está en lo
correcto. Pero cuando ambos sueñan:
quisiera estar con él, quisiera estar con ella; algo anda mal y es seguro que
acabará mal. Dios no quería parejas que
se unan para disfrutar de sí mismos sino para que se ayuden a cumplir el
ministerio al que el Altísimo Dios les llamó.
Cuando ellos se juntan para ayudarse a cumplir el ministerio, a la final
acaban disfrutando de su amor en absoluta legitimidad, como un premio a su
trabajo, como una retribución a su sacrificio. En cambio, cuando se unen para gozar de
esta unión acaban aburriéndose mucho más pronto de lo que se imaginaban y las
desavenencias no se hacen esperar.
Pastor... ¿Por qué cree usted que
peleo tanto con mi novio? ¿Usted cree
que él no es un hombre de Dios? Él
puede ser un hombre de Dios pero cuando algo no nace bajo el diseño de Dios, no
prospera. Deténganse ahora todos
ustedes; dejen de planificar cosas con sus novias, dejen de elucubrar edificios de papel, acaben con
los castillos en el aire y los sueños vanos.
Piensen en sus ministerios, en el servicio que el Señor les mandó a
cumplir y en función de ello, Dios dirá…
no es bueno que Esteban esté solo, no es bueno que José esté solo, no es bueno
que Juan esté solo.
Para
Yahweh la soledad no es un tema visceral, sentimental, emocional y mucho
menos hormonal; la soledad es un tema ministerial. ¿Para qué necesita ayuda un joven que no le
está sirviendo al Señor? ¿Necesita
ayuda para divertirse o para ir al cine?
¿Necesita ayuda para exhibirse, abrazarse y besarse con su novia
públicamente sin ningún pudor ni modestia delante de cientos de personas en un
shopping que esté de moda? Ciertamente
nuestro Padre Celestial no va a tener nada que ver con eso. Por otro lado, cuando un joven le sirve a su
maestro, está involucrado en la ministración, instruyendo, predicando,
visitando al necesitado, yendo a las cárceles y a los hospitales, siendo
piadoso y diligente, entonces si es un candidato para que desde el cielo se
oiga una voz que dice: no es bueno que él esté solo… Y más aún: voy a hacer una
ayuda idónea para él.
MIENTRAS ÉL DUERME
Le haré ayuda idónea para él; Eva no
fue creada, ella fue manufacturada.
Dios no le creó sino que le hizo.
Es por esta causa que antes de que una jovencita conozca a quien va a
ser el compañero de su vida, suele sufrir muchas adversidades y pruebas, conoce
el desprecio y la soledad, el abandono y el rechazo, y mientras sufre esto, el
alfarero le da forma, le manufactura y le moldea. Si los jóvenes creyentes se percataran de
esto, siempre preferirían acercarse a una joven sufrida antes que a una chica
liviana y vacía.
Yahweh aún sigue manufacturando
Evas. Pero, ¿De dónde las está
sacando? ¿Dónde consigue la materia
prima? La primera Eva fue tomada de
Adán y, las Evas de hoy también son tomadas de los Adanes de hoy. Ahora bien, la condición para que Eva sea
formada era que Adán esté dormido.
¿Cómo podría Dios haber operado a Adán si este hubiera estado
correteando por todo lado en el huerto de Edén buscando alguien que le satisfaga? Pero cuando Adán duerme, Yahweh puede tomar
una de sus costillas y formar una Eva.
La Palabra dice que Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, es decir
que solo cuando Él obra los jóvenes cesan de revolotear de jardín en jardín en
busca de alguna Eva peregrina. Solo la obra de Dios puede hacer que un joven se
tranquilice y duerma, descansando en el Señor.
¿Creen ustedes que es coincidencia que muchos siervos de Dios conocieron
a sus esposas poco después de haber tomado la decisión de no casarse
jamás? Mientras dormían, Dios tomó una
de sus costillas.
Amados hermanos jóvenes: ¿Por qué no
se duermen? Si ya Dios ha permitido que sean decepcionados y hasta
traicionados; si ya han sufrido y llorado por una joven con quien perdieron su
tiempo dos o tres años ¿No les parece que es tiempo de dejar esa búsqueda y
dormirse? Díganle a Dios: ¡hazme dormir!
Esa si es una oración espiritual.
Ahora, presten mucha atención a esto:
no debemos confundir el sueño que pone Dios y el intento propio de
dormirse. Cuando el Señor ha inducido su
sueño, usted está tranquilo, no se afana buscando una novia sino que deja eso
para un segundo plano; ha entendido que aún no es el tiempo. Cuando usted trata de dormirse por sus
propios medios, es áspero con las jóvenes, habla mucho de ser espiritual y no
andar en carnalidades, juzga a quienes se enamoran, reprime sus
sentimientos. Los que tiene el sueño
dado por Dios, un día despiertan con una linda señorita a su lado; los que
tratan de dormirse por sus propios medios, un día ven estallar todas sus
inclinaciones reprimidas. Díganle a
Dios: ¡hazme dormir! Esa, queridos
hermanos, esa es una oración espiritual y suele ser contestada.
LA COSTILLA DE ADÁN Y EL COSTADO DE
JESÚS
En el mismo lugar en el que Adán fue
operado, Jesús fue traspasado; ambos tuvieron la misma abertura porque la
operación que el Padre practicó en ambos era la misma. A Adán le estaba dando una Eva y a Jesús una
iglesia; Yahweh estaba formando la esposa de Adán y la esposa del Cordero, por
lo cual se debía abrir el costado de ambos.
Esta es una de las razones (aunque no la principal) por la cual Pablo
dijo que Jesús era el postrer Adán (1 Corintios 15:45).
Eva al igual que la iglesia, debían
tener la sustancia misma de su esposo, debían pertenecerle a él y debían ser
parte de él; de ahí que Adán declaró: ella es hueso de mis huesos y carne de mi
carne; es decir, ella era lo interno y lo externo de Adán. Asimismo la iglesia tiene el Espíritu de
Dios, es decir lo interno; y también tiene el proceder de Jesús, su apariencia,
o sea, lo externo. Si una iglesia no
tiene a Jesús en su interior y en su exterior, no es iglesia, porque ella es la
esposa del Cordero, de él fue tomada, de su costado abierto del cual fluyó agua
y sangre: agua de vida y sangre de redención.
Si hermanos la iglesia tiene a Jesús por adentro y por afuera.
¿CÓMO RECONOCERÉ A MI ESPOSA?
Tal vez la pregunta debería ser:
¿Cómo no la voy a reconocer? Dígame: ¿Cómo podría usted desconocerla? Ella es
carne de su carne y huesos de sus huesos.
Cuando ella llegue, usted lo sabrá, el Altísimo Dios se lo mostrará y no
habrá ninguna duda al respecto. Adán no
tuvo dudas y declaró que ella era su varona (hebreo: isha) porque del varón
(hebreo: ish) fue tomada. Ella era de
su carne y de sus huesos, era como Adán por adentro y por afuera. Ustedes saben que en primera instancia el
Señor le había dado a Adán todos los animales del huerto para que le ayuden,
pero no se halló la ayuda idónea, entonces el Señor le dio a Eva; Ahora bien,
usted cree que Adán dijo: ¿quién será mi ayuda idónea… será el oso, o será el
gorila… o será esta señorita? ¡No! por supuesto que no; Adán fue directo a
Eva. El oso era lindo, pero no era su
ayuda idónea; el gorila también, pero tampoco era su ayuda idónea. Eva era su ayuda, su única ayuda idónea; los
demás eran solo… gorilas y osos. El
momento en que reconozca a su Eva, todas las demás niñas serán vistas por sus
ojos como las que “no son Eva”; como si estuviera viendo un oso o como un
gorila en el Edén. ¿Acaso no han leído
que el hombre enamorado de Cantar de los Cantares dijo: como el lirio entre los
espinos así es mi amada entre las doncellas?
Entonces, si a las otras mujeres no las quiere considerar como osos o
gorilas comparadas con su novia, si debe considerarlas como espinos, comparadas
con su lirio. No se preocupe; usted
sabrá quién es y esta bendición no le añadirá angustia sino paz, bendición y
alegría.
UNA PEQUEÑA INDICACIÓN ANTES QUE SE
TERMINE MI TIEMPO
Por las miradas intuyo que algunos de
ustedes van a hacer su declaración de amor en cuanto salgamos de aquí; tal
parece que de un extremo a otro de este salón las miradas han exteriorizado
todo lo que estaba guardado. Si sus
miradas fueran de luz, estaríamos aquí en medio de una película de George
Lucas… Pero quisiera darles un consejo
final: no hagan nada. ¡No hagan nada!,
no le declaren su amor a nadie, no vayan
a decirle a alguien: ahora lo entiendo… he recibido una revelación… tú serás mi
esposa. Por favor no. Eso echaría a perder todo lo que estamos
intentando hacer. Por experiencia sé
que cuando se comparte estos principios, el Señor forma hogares de bendición,
pero él lo hace conforme a sus principios, de los que hemos hablado, así que yo
no espero hoy un sinfín de nuevos romances, sino una enorme cantidad de Adanes
durmiendo, escucharon eso Adanes? ¡A
dormir! Shalom.
(*) “Coffe Three”, es el nombre de un
afamado establecimiento de comida rápida, al cual el pastor Robin hace
referencia en contraste con el Árbol de la Vida, que había mencionado en el
párrafo anterior y no tiene ningún sentido negativo, sino comparativo.
(**) “Panas”, es un ecuatorianismo
que significa: amigos íntimos, compañeros de la vida bohemia.
ISAAC Y REBECA, AL
FIN JUNTOS
Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Yahweh había bendecido
a Abraham en todo. Y dijo Abraham a un
criado suyo, el más viejo de su casa, que era el que gobernaba en todo lo que
tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi muslo,
y te juramentaré por Yahweh, Dios de los cielos y Dios de la tierra, que
no tomarás para mi hijo mujer de las hijas de los cananeos, entre los cuales yo
habito; sino que irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás mujer para mi
hijo Isaac. El criado le respondió:
Quizá la mujer no querrá venir en pos de mí a esta tierra. ¿Volveré, pues, tu
hijo a la tierra de la que saliste? Y
Abraham le dijo: Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá. Yahweh, Dios de los cielos, que me tomó de
la casa de mi padre y de la tierra de mi parentela, y me habló y me juró,
diciendo: A tu descendencia daré esta tierra; él enviará su ángel delante de
ti, y tú traerás de allá mujer para mi hijo,
y si la mujer no quisiere venir en pos de ti, serás libre de este mi
juramento; solamente que no vuelvas allá a mi hijo…
Génesis 24:2-8.
EL MATRIMONIO PLANEADO POR DIOS
No encontramos en este relato la
expresión: …e Isaac se sentía solo y oraba por una esposa; Tampoco dice: … Isaac se propuso encontrar una esposa
bonita que le ayude en el ministerio y mientras buscaba, encontró a
Rebeca. No, este relato que fue dejado
como un modelo para nosotros, no registra un romance iniciado, desarrollado y
culminado por Isaac, más bien aquí vemos que el iniciador fue su padre Abraham,
quien comisionó a su criado Eliezer, para que vaya a Mesopotamia y traiga
de allá una mujer de su casa y de su parentela. No es coincidencia que Eliezer, es un nombre
hebreo que significa: Dios ayuda o ayudador,
el cual hace una perfecta referencia
del Espíritu Santo, nuestro actual ayudador, cuya misión es conseguir y levantar una esposa
para Jesús, el hijo de Dios.
El apóstol Pablo dice que el
matrimonio es un gran misterio y que él lo relaciona con Jesús y su iglesia
(Efesios 5:32), por lo cual, nos es fácil deducir que la historia del
matrimonio de Isaac y rebeca es una representación espiritual del Padre de los cielos
(Abraham), quien quiso conseguir un hogar para su hijo Jesús (Isaac) y
comisionó al Espíritu Santo (Eliezer) para que venga a la tierra (Mesopotamia)
y traiga una esposa (Iglesia) para él.
Ya que la escritura nos habla de
principios antes que de dogmas, y el antiguo pacto está lleno de sombras que
iban a ser aclaradas en el nuevo pacto, podemos comprender que el matrimonio de
Isaac y Rebeca, ordenado por su padre y organizado por el más viejo de sus
criados, es un modelo para nuestros días
y perfectamente aplicable a nuestros matrimonios. El principio de Dios es que él inicia sus asuntos, no el hombre; y debido a que el
matrimonio es el principal asunto de Dios, él debe tomar la iniciativa en eso
también.
LAS BENDICIONES LLEGAN DISFRAZADAS DE
PROBLEMAS
Y el criado tomó diez camellos de los camellos de su señor, y se fue,
tomando toda clase de regalos escogidos de su señor; y puesto en camino, llegó
a Mesopotamia, a la ciudad de Nacor.
Génesis 24:10.
He aquí yo estoy junto a la fuente de agua, y las hijas de los varones
de esta ciudad salen por agua. Sea,
pues, que la doncella a quien yo dijere: Baja tu cántaro, te ruego, para que yo
beba, y ella respondiere: Bebe, y también daré de beber a tus camellos; que sea
ésta la que tú has destinado para tu siervo Isaac; y en esto conoceré que
habrás hecho misericordia con mi señor.
Génesis 24:13-14.
Y cuando los camellos acabaron de beber, le dio el hombre un pendiente
de oro que pesaba medio siclo, y dos brazaletes que pesaban diez.
Génesis 24:22.
El número diez se repite 242 veces en
las escrituras es usado para denotar problemas, tribulaciones y juicios, los
cuales al final convergen en bendición, tranquilidad y perdón. No deseando ser contaminado por la comida del
rey, Daniel pidió al jefe de los eunucos: Te ruego que hagas la prueba con tus
siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber (Daniel.
1:12). Diez días más tarde, su apariencia era mejor, y estaban más robustos que
todos los otros jóvenes. Y el rey los halló diez veces mejores que todos los
magos y astrólogos que había en todo su reino (Daniel. 1:20). Diez leprosos fueron limpiados por Jesús,
pero sólo uno de ellos regresó para agradecerle. (Lucas. 17:17). Diez siervos
recibieron diez minas de las manos de su señor para negociar con ellas. Uno de
ellos hizo rendir diez veces más la mina que le fuera confiada y fue
recompensado recibiendo autoridad sobre diez ciudades (Lucas 19: 11-27). Las
diez rebeliones de Israel contra Dios en el desierto (Números 14:22) Diez personas
en la Toráh hicieron la confesión: he pecado, y reconocieron merecer el juicio
divino: Faraón (Éxodo. 9:27; 10:16), Balaam (Números 22:34), Acán (Josué 7:20),
Saúl (1 Samuel 15:24, 30; 26:21), David (2 Samuel 12:13; 24:10, 17;1 Crónicas
21:8, 17; Salmos 41:4; 51:4), Simeí (2 Samuel 19:20), Ezequías (2 Reyes 18:14),
Job (Job 7:20), Miqueas (Miqueas 7:9), Nehemías (Nehemías 1:6).
Así que los diez camellos de Eliezer
eran la representación de un gran problema que terminaría en una gran bendición
para Rebeca y la señal de que esta era la mujer que había señalado Yahweh como
esposa de Isaac, era que les dé agua a esos
diez camellos. Ahora bien, debo
decirles algo, aunque les parezca extraño: actualmente la señal para que una
mujer de Dios sea la esposa de un hombre de
Dios es la misma: Díganme queridas hermanas jóvenes: ¿Quién de ustedes
está dispuesta a alimentar a los camellos?
¿Quién está dispuesta a sufrir, a negarse, a cansarse y a hacer todo lo
que estos camellos representan, abrazando ese problema? ¿Quién es lo suficientemente consagrada como
para negarse, sacrificándose hasta el
extremo? ¿Quién ama la cruz de Cristo y
la carga todos los días?
Pablo se gloriaba en la cruz de
Cristo y las mujeres de Dios, al igual que Rebeca, también deben hacerlo. Dicen los expertos que un camello es capaz
de beber hasta cien litros de agua de una sola vez; ¡cien litros! ¡Veinte y
cinco galones! Es decir que Rebeca sacó
no menos de cincuenta veces el cántaro del pozo, asumiendo que cada cántaro
tenía unos cinco galones. No sé cuántos
de ustedes han sacado agua de un pozo para sus necesidades, pero yo hace más de
diez años estuve pastoreando una congregación en el campo y todos los días
sacaba agua del pozo; mi cuota era solamente
diez baldes de unos tres galones cada uno y debo decirles que era un
trabajo extenuante y muy duro. Siempre
me ocupaba de dejar sacando el agua antes de salir a trabajar porque me daba
mucha pena que mi esposa lo hiciera, aunque de hecho, ella lo hizo muchas veces
y si, era duro.
¿Cómo una joven como Rebeca, fue
capaz de sacar tanta agua sin tener la obligación de hacerlo? En ninguna parte vemos que ella debía
hacerlo, Eliezer solo le había pedido un poco de agua para él y ella les dio a
él y a sus camellos. Este es el carácter
de la mujer de Dios. Esta es la virtud
de las siervas del Señor, las cuales no le huyen a lo duro, no se corren del
problema ni esperan recompensa por ello; simplemente abrazan la cruz porque esa
es su misión. Unos pocos minutos
después Eliezer estaba poniendo adornos de oro en los brazos de Rebeca, la
estaba hermoseando, la estaba embelleciendo con un pendiente y dos brazaletes
de ¡diez siclos de oro!
Todas las mujeres que aman la cruz
reciben su recompensa; son embellecidas mucho más allá de sus
expectativas. Queridas hermanas
jóvenes, la bendición llega en un problema, problema que no debe ser rechazado
ni aborrecido; problema que debe ser tomado como propio, sin que nadie les
obligue. Ahora ya lo saben: ¡Cuándo vean
diez camellos, denles de beber! Porque
será sobre esos mismos camellos que ustedes irán hacia su amado. El problema que hoy enfrento es el que me
fortalece, la cruz que hoy abrazo es la que me encamina.
Cuántas veces habrán escuchado decir:
este noviazgo no es de Dios, se está complicando mucho. O también: oremos para que cesen los
problemas, para que se calmen las cosas y así sabremos que esto es de
Dios. Cuando asumimos esta posición
estamos en el extremo contrario al de Dios, porque todo lo que es empezado y
desarrollado por Dios tiene adversidad.
El adversario no quiere que las cosas de Dios se desarrollen, así que
usando sus recursos espirituales, trata de entorpecer la buena marcha de todo
lo que Yahweh emprende.
Cuando rebeca abrazó la cruz fue embellecida por el Espíritu
Santo. Las joyas de Eliezer representan
los dones del Espíritu; estos son regalos, no son salario, pero son dados a
quienes aman la cruz y están dispuestas a negarse en lo que sea, sin aspirar a
ninguna recompensa. Para ellas, el
sacrificio no es una carga porque han comprendido que más gozoso es dar que
recibir.
Hermanas: la bendición viene
disfrazada de problema. Todo regalo
llega en un paquete; el paquete en que llega su bendición se llama:
problema. Si ha estado clamando a
Yahweh por su futuro hogar y se da cuenta que muchos problemas le han rodeado,
tranquila; Dios está haciendo su matrimonio y en alguna parte de Canaán hay un
varón que está paseándose cerca del pozo del Viviente Que Me Ve, esperando en
Yahweh.
LAS VISIONES SE CUMPLEN
Y aconteció que antes que él acabase de hablar, he aquí Rebeca, que
había nacido a Betuel, hijo de Milca mujer de Nacor hermano de Abraham, la cual
salía con su cántaro sobre su hombro. Y la doncella era de aspecto muy hermoso,
virgen, a la que varón no había conocido; la cual descendió a la fuente, y
llenó su cántaro, y se volvía.
Génesis 24:15-16.
Tal cual lo había anhelado Abraham,
su enviado encontró una joven de su
tierra de su parentela, virgen sin compromiso, con un don de servicio
excepcional y como si fuera poco, hermosa.
Este fue el anhelo de Abraham y seguramente el de Isaac; esta fue la
visión que los mantuvo confiados en que su descendencia sería hebrea y al final
se cumplió. Las visiones de Dios se
cumplen.
Yo me casé hace veinte y cinco años con la mujer que había soñado; tal cual
fue mi visión, asimismo la cumplió el Señor.
María Enith, quien ahora es mi esposa, era la mujer correcta la cual
estaba en el lugar exacto y a la hora precisa para que yo la conociera. Ella llenó todas mis expectativas y aún más,
al desposarle sentía que no merecía todo lo que ella era.
A finales de 1988 me invitaron a
predicar en una pequeña congregación en Quito.
Fui como siempre orando para que el Señor me dé el mensaje
adecuado. ¡Óiganme bien! No fui pidiendo una esposa o una novia; no
fui con la expectativa de conocer a
alguien. Simplemente fui a predicar y
mientras lo hacía conocí a María Enith.
Cinco minutos antes de que me
entreguen el púlpito, el pastor invitó a la misionera de la iglesia para que
les comparta un testimonio acerca de las misiones que habían desarrollado en
algún lugar de la provincia de Imbabura.
Yo estaba en la cuarta fila y escuche detrás de mí los pasos de alguien
que venía desde atrás hacia el púlpito: tic, tac, toc … Yo no sabía que en
aquella iglesia hubiera alguna misionera: tic, tac, toc… Al menos yo no le
conocía pero a juzgar por el sonido de sus pasos: tic, tac, toc… mmm, no me
daba tan buena vibra* pasó a mi lado sin
regresar a ver, subió al púlpito y empezó
a testificar. Me gustó. Lindo
testimonio, linda palabra, linda… hermana.
Tendría unos diecinueve años, de buen ver, bien vestida, sobria,
elegante… en fin, como ya dije: linda.
En ese momento yo no dije: oh Señor
gracias por dejarme conocerla, ¡no!
Tampoco pensé en hacerme amigo al final de la reunión ¡no! Más bien levanté en mi interior un grito de rechazo: ¡Que el
Señor reprenda al diablo! ¡Fuera tentación de satanás! ¡Largo de mi vida, con
tus mentiras a otro lado! Esa era mi
tonta manera de defenderme de cualquier pensamiento que, a mi manera de ver, no
venía de Dios.
Cuando terminé de predicar ya había
hecho mentalmente una lista de cosas que me desagradaban de aquella joven:
primero: ella tenía el cabello corto y en mi
iglesia pentecostal, se lo debe llevar largo; era una “mujer
trasquilada”. Segundo: aunque el
testimonio que relató fue bueno, me pareció muy presuntuosa, arrogante y
altiva; evaluación efectuada con el don de “discernimiento de espíritus”. En tercer lugar: tenía una manera de caminar
y ver a los demás levantando la nariz, como si todos oliéramos mal. Punto final, análisis realizado, evaluación
de la misionera: cero sobre diez.
Al final de la reunión el pastor se
acercó y me pidió que hable con ella; con poco entusiasmo acepté y mi corazón
empezó a palpitar totalmente entusiasmado.
Hablamos acerca de la obra y de una supuesta invitación que le habían
hecho para que va de misiones a Guayaquil; digo “supuesta”, porque a mí me pareció
un pretexto para hablarme; así de humilde era yo, pero mientras hablábamos ella
movía su mano y daba énfasis a sus argumentos señalando con su índice las
cosas, reales o supuestas acerca de esto
o aquello. En ese momento caí en cuenta
de algo importantísimo para mí: tenía unas manos hermosas. Oigan bien jóvenes, no atisbé su derriere ni
tampoco sus piernas, ni siquiera estaba estudiando su rostro, sino que me
impactaron sus manos. Yo siempre había
dicho que cuando yo tenga una novia, ella debe tener las manos tan lindas como
las de mi madre (soy el primer admirador
de la suaves manos de mi madre), y allí estaban. Las manos de mi madre, suaves, muy bien
cuidadas, sus uñas limpias, al natural sin esmalte, el ancho correcto, el largo
perfecto. Qué maravilla, ¿No será esta
joven mi futura esposa? Pensé y luego le solté otra andanada de groserías a
satanás, por supuesto, todo en mi mente.
Conversamos en dos ocasiones más,
dentro del templo y por no más de diez minutos; a la tercera vez, sin haber
tenido ni una sola cita, sin haberle invitado a ninguna parte, sin saber de
ella nada más que su nombre, le propuse matrimonio y ¡ella aceptó! Nos casamos nueve meses después y ahora
estamos por celebrar nuestro aniversario número veinte y cinco. Yo siempre esperé una mujer como ella; que
ame a Dios como ella, que hable como ella,
que se vista como ella, que tenga las manos como ella. Era imposible no reconocerla; era ella.
¿Solo ha sido así mi experiencia? No
lo creo. Isaac y Rebeca fueron el fruto
de la visión que tuvieron Abraham y Eliezer.
La mujer del Cantar de los Cantares tuvo el romance con el que había
soñado. Ruth la moabita se casó con aquel a quien había visto mientras se
escondía en medio de la fiesta. Esther fue hecha reina después de doce meses de
haber soñado con ser la esposa de Asuero.
Y qué decir de los grandes hombres de Dios de nuestra historia
contemporánea? Santiago y Amelia
Taylor, los padres de Hudson Taylor, el evangelizador de China, fueron novios y
la noche anterior a su boda pasaron meditando en el verso: Mi casa y yo,
serviremos a Yahweh; para ellos su matrimonio y sus hijos eran el resultado de
una gran espera de cinco años y de una visión de Dios. William y Catalina
Booth, se unieron después de un noviazgo
muy largo a causa de la pobreza de él y de sus muchos compromisos de
predicación, a la final se casaron y
formaron un hogar que, según los biógrafos, fue marcado por el amor profundo y
en algunos casos hasta fanático que tenían el uno por el otro. Ellos fueron los fundadores del Ejército de
Salvación y todo lo que hicieron, desde su noviazgo hasta su ministerio fueron
fruto de la visión que recibieron de Dios. Podría pasar muchas horas
hablándoles acerca de otros hombres y mujeres de Dios quienes pudieron vivir
sus sueños, porque las visiones se cumplen.
LOS IMPEDIMENTOS
Y comieron y bebieron él y los varones que venían con él, y durmieron; y
levantándose de mañana, dijo: Enviadme a mi señor. Entonces respondieron su hermano y su madre:
Espere la doncella con nosotros a lo menos diez días, y después irá. Y él les
dijo: No me detengáis, ya que Jehová ha prosperado mi camino; despachadme para
que me vaya a mi señor. Ellos
respondieron entonces: Llamemos a la doncella y preguntémosle. Y llamaron a Rebeca, y le dijeron: ¿Irás tú
con este varón? Y ella respondió: Sí, iré.
Entonces dejaron ir a Rebeca su hermana, y a su nodriza, y al criado de
Abraham y a sus hombres.
Génesis 24:54-59.
Hay solo dos cosas que pueden
oponerse a que usted se case con la joven de sus sueños: en primer lugar: la
familia de ella, y en segundo lugar: ella.
Hablemos acerca de ella, es decir
cuando el impedimento es ella.
Recordemos que Eliezer le había preguntado a Abrahám: ¿Y si la joven no
quiere venir? Y Él le respondió que entonces
sería libre de su juramento. Esto nos alumbra respecto a un problema muy
frecuente en los matrimonios: cuando ella no quiere ir; es decir, cuando se
casa porque debe y no porque quiere.
Aunque parezca inverosímil, hay muchos matrimonios que se hacen sin que
ella quiera; se los realiza por dinero, por interés, por cubrir un pecado y en
fin, como ya dije: porque deben, más no porque quieren.
Abraham le dijo a Eliezer: si no
quiere, no le traigas; yo digo lo mismo: hermano joven, si ella no quiere, no
se case, no le traiga. Deje de intentar
convencerla, animarle y fascinarle. Si
ella no quiere, y usted como novio, le presiona, le convence y le fascina, es
posible que haya boda, pero nunca será una legítima boda y usted va a sufrir
las consecuencias de su desatino desde el día en que se case, porque no es lo
mismo una mujer que quiere ir a una mujer que le empujaron para que vaya; o
mejor dicho, desde su perspectiva, no es lo mismo una persona que quiere venir
a una mujer que la halaron par que venga.
Inclusive he visto mujeres que aman a sus novios, que les respetan y
aman a Dios, pero que no quieren ir; si ese es su caso, no le traiga. En cambio, si ella quiere, gloria a Dios,
¡Tráigala pronto!
¿Me escucharon varones? ¡Tráigala pronto! Este es otro importante aspecto que deseo
señalar. He visto noviazgos que se
pierden por la indecisión de él. “Más
tarde”, dice el novio; “un poco después… aún no”. Que termine mi carrera, que adquiera una
casa, que culmine mi proyecto, etc.
Óigame jovencito, la única condición para casarse es su solvencia; si
usted puede mantener un hogar, ama a esa joven y ella quiere, ¡cásese! …no sea
miedoso. Y si no se va a casar, dígame
¿Por qué le hace perder el tiempo a esa joven preciosa a la que usted llama
novia? Hable serio **, ella no es su
novia sino su pasatiempo. A los padres
de familia que están aquí les pregunto: ¿Ustedes están de acuerdo en que un
muchacho pase cinco años fungiendo como novio de su hija para que a la final
diga que no quiere casarse y rompa el corazón de su nenita? ¿Sabían ustedes que muy frecuentemente
las jóvenes que acaban una relación
larga e infructuosa se casan inmediatamente con la siguiente persona que
conocen? Acaban una relación de cuatro
años y se casan con su nuevo novio de cuatro meses; eso ocurre por la
frustración y el desengaño, porque no quieren que nadie más se burle de
ellas. Ser novio no es un juego. Señorita, si no quiere ir, no vaya. No deje que le convenzan con prebendas, no
se anime a hacer lo que no quiere hacer.
Jovencito, si ella no quiere, déjele, no pierda tiempo; y si usted no
quiere, déjele, no le haga perder tiempo.
Nuevamente tomo las palabras de Abraham: si no quiere venir, eres libre
de tu juramento.
Ahora hablemos acerca de la familia,
o mejor dicho, de cuando la familia es el impedimento. Este es el primer impedimento en orden
cronológico, pero lo cito en segundo lugar porque ese es el orden espiritual:
primero resolvemos el problema de “ella” y luego el de “la familia de
ella”. Hay quienes, ignorando esto, trabajan
tanto para ganarse a los suegros mientras que la novia está pensando en ganarse
a otro muchacho.
Tanto el hermano como la madre de
Rebeca querían que ella espere diez días y que luego se vaya. Ese “espera un poco” es bastante conocido en
nuestro medio, pero cuando se lo dicen a un hombre o a una mujer que están en
edad de casarse, que son responsables y que se auto sustentan, no tiene razón
de ser. Yo como pastor y consejero les
he dicho a muchos jóvenes que esperen, que aún no es tiempo, pero siempre ha
sido a jóvenes que aún no tienen solvencia para mantenerse o madurez para
afrontar una responsabilidad. En
cambio, siempre que he visto jóvenes responsables, que tienen un medio de
sustentarse yo siempre les animo a casarse, sin más dilaciones, sin más tiempo
de espera. Comprendo que este consejo
no es muy popular a los ojos de los padres de esos jóvenes, pero hay varias
razones que me impulsar a darlo.
En primer lugar, el concepto de
noviazgo no existe en la biblia. Los
creyentes somos guiados por la Palabra de Dios y en ella no nos habla de
enamoramiento ni noviazgo, solamente de matrimonio. Así que el matrimonio es bíblico y el
noviazgo no; con razón durante esos noviazgos que duran tres y más años, pasan
tantas cosas, hay tantas desavenencias y en el peor de los casos, pecados.
En segundo lugar, no se le conoce al
futuro cónyuge durante el noviazgo, ya que lejos de ser un tiempo de sinceridad
y conocimiento mutuo, es un tiempo de guardar apariencias y de disimular
cualquier falla que pueda desanimarle a su pareja. Esto ocurre en los noviazgos entre creyentes
y entre no creyentes también, porque la verdad es que usted nunca va a conocer
a su pareja hasta el día en que amanezcan juntos; recién ese día sabrá hacia
qué lado están viradas las pestañas de ella y cuán delicado, caballero y amable
es él. Ese día usted sabrá si ella
tiene rizos o cabello lacio; ese día usted se enterará si la dentadura perfecta
de él es real o parte de un puente dental.
Y podría pasar el tiempo hablándoles acerca de los lentes de contacto de
color verde, de las fajas para mantener firme el vientre, de las pantaletas
anatómicas “levanta cola”, etc, etc. Si
hay algo que hay que hacerlo por fe, es el matrimonio. Nadie se casa sabiendo cómo es el matrimonio,
lo hacemos por fe, confiando en el Dios que usted y ella aman y en que ustedes
van a poner todas sus fuerzas para sacar adelante su hogar.
En tercer lugar, Dios nos programó
hormonal y emocionalmente para que cuando un hombre y una mujer se acerquen con
abrazos, caricias y besos, tengan una relación íntima y no para contenerse sin
llegar a nada más. De tal manera que
extender el tiempo de noviazgo (el cual no es bíblico) sin una razón de fondo,
es extender un período de tortura que muchas veces termina en pecado, ya que no
siempre los jóvenes tienen el nivel espiritual necesario para decir: ¡no!
Tal vez la última prueba que Eliezer
tuvo que pasar para poder llevar una esposa para Isaac fue esta: que la familia
de Rebeca le deje ir, ¡pero que le deje ir ya!
Y así ocurrió. Una pareja de
jóvenes me pidieron que celebre la boda de ellos, a lo que accedí con mucho
gusto y al averiguarles la fecha me dijeron para ¡diciembre de 2014! Y estábamos recién en enero de 2012. Averigüé la razón de tanta espera y me
dijeron que aún no estaban totalmente seguros de casarse. Entonces me negué a celebrar esa boda y
cuando me preguntaron por qué, les dije que aún no estaba totalmente seguro de
que ellos deberían casarse. ¿Por qué
esperar tanto? ¿Por qué arriesgarse a
que todo ese tiempo de conocerse, de tratarse y esperarse se convierta en
tiempo perdido? ¿Por qué tanto
temor? No sean miedosos y cásense.
UNA ÚLTIMA REFLEXIÓN
Pero antes de que se adelante y
concluyan que ustedes, jóvenes deben ir hoy mismo a decirles a sus futuros
suegros que le dejen ir a su novia, porque quieren casarse ¡Ya!, les hago una
última reflexión: no fue Isaac quien le pidió agua a la joven, tampoco fue el
quien le regaló los pendientes ni quien se enfrentó a la familia; fue Eliezer,
¿Recuerdan? Fue Eliezer, fue “Dios
ayuda”, fue le Ayudador quien se encargó de eso, así que remitan su problema a
él y él hará.
ENTONCES… ¿QUÉ HAGO? DICEN ELLOS
Espere junto al pozo del Viviente Que
Me Ve, meditando en Dios, no en ella.
Duérmase al igual que Adán, mientras Yahweh manufactura a su futura
esposa. Busque primero el reino de Dios
y su justicia y todo lo demás le será añadido, a fin de cuentas, Dios sabe que
usted está solo. Deje que su padre se
ocupe de eso.
ENTONCES… ¿QUÉ HAGO? DICEN ELLAS
Abrace la cruz, deles de beber a sus
diez camellos, pues en medio de su sufrimiento, sacrificio y negación, Yahweh
le está formando para un día no muy lejano, presentarle a un varón de Dios,
allí en medio del huerto, a la luz del día, cerca del árbol de la vida.
(*) “Buena vibra”, es una expresión
usada por los muchachos en el Ecuador para denotar que algo les causa buena
impresión; nada tiene que ver con el esoterismo.
(**) “Hable serio”, es un
ecuatorianismo que significa: no bromee, actúe bien.
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